viernes, 28 de febrero de 2014

RECINTO FERIAL DE LA FERIA DE ABRIL DE SEVILLA EN FEBRERO

El Miércoles pasado me salté la valla y entré en el recinto ferial de la Feria de Abril de Sevilla para fotografiarlo.

Para todo el mundo en Sevilla es un espacio dentro de la ciudad tan común que ya no le llama a nadie la atención. Para todo el mundo es un sitio de toda la vida. Viviendo en Sevilla durante los últimos 15 años me considero una sevillana más con respecto al recinto ferial; sé lo que pasa allí durante el año en este espacio (que es absolutamente nada) y sé lo que esta pasando allí durante la semana de la Feria.

Sin embargo, he intentado de observar el espacio sin este conocimiento, de una forma objetiva.
Con esta intención el recinto ferial es un terreno irreal. Dentro del núcleo urbano de Sevilla, con muchas personas viviendo a su lado, encontramos un paisaje gigantesco, abandonado y extraño.
Hay calles y aceras, pero no hay nadie.
En las aceras se encuentran cables muy largos con bombillas.
Hay señalización para el tráfico, pero no hay tráfico.
El terreno esta dividido en trocitos rectangulares, más de mil: la marcación de las casetas. Algunos son de hormigón en crudo, otros son de hormigón pintado y algunos tienen los azulejos típicos.
Hay estructuras metálicas en forma de casita, mientras el sol deja los contornos de las casetas reflejados en el suelo. Algunas estructuras se llevan una decoración triangular en la fachada, otras están cubiertas con un toldo de rayas.
Ahora, en los últimos días de Febrero, vemos un par de casetas ya preparadas para la Feria de 2014. Ya que son muy pocas, de lejos parecen paquetes enormes, empaquetados y aislados en el terreno vacío.

Andando sola por este paisaje desolado y solitario en aquel día, es difícil de imaginarme el mismo paisaje dentro de dos meses, cuando este espacio durante una semana larga tiene su destino anual: ¡dar la máxima alegría y ambiente a los ciudadanos de Sevilla y sus visitantes!























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